Algunas sugerencias:
- Reconozca las señales del enojo como, por ejemplo, sentirse frustrado, irritado, con tensión muscular, apretar los puños, respirar de manera rápida y superficial.
- Inspire lenta y profundamente, cuente hasta cinco, luego exhale. Repita la secuencia.
- Trate de distraerse haciendo otra cosa. Salga a caminar, por ejemplo.
- Hable con una amigo/a de confianza sobre cómo se siente.
- Dígase frases como:
- “Mientras mantenga la calma, controlo la situación”.
- “No necesito probar nada. No vale la pena perder los estribos”.
- “No voy a hacerme problema por una tontería”.
- “No dejaré que me enfurezca”.
- “Miro la parte positiva y me relajo, sin apurarme a sacar conclusiones”.
- “Puedo afrontar la situación”.
- “Voy a razonar y examinar la situación punto por punto”.
- Una vez más tranquilo/a trate de explicar a la otra persona por qué se siente enojado/a. Evite gritar, alzar la voz o usar tonos duros.
- Pídale su opinión sobre lo que ocurrió. Escuche sin interrumpir. Recuerde que tendrá mayor posibilidad de solucionar el tema si mantiene la calma.
- Si el conflicto no se resolvió dígase frases como:
- “Me olvido de la irritación. Pensar en ello sólo consigo aumentar mi enojo”.
- “Son situaciones difíciles. Resolverlas lleva tiempo.”
- “Intento olvidarlo. No permitiré que interfiera con mi trabajo”.
- “¿Puedo reírme de ello? Probablemente no es tan importante”.
- “Lo haré mejor cuando tenga más práctica”.
- “Hago la relajación, es mucho mejor que ponerme furioso”.
- Cuando el conflicto se resolvió dígase
- “Lo dominé bastante bien. Puedo mejorar aún más”.
- “Podría haberme enojado por algo que no valía la pena”.
- “No era tan difícil como pensaba”.
- “Cuando no tomo las cosas tan en serio me siento mejor”.
Es conveniente que vaya elaborando frases propias para afrontar mejor las situaciones que lo (a) enojan o encolerizan.